miércoles, 22 de julio de 2020

RESARCIDO


 Atenuado con ideas dilucidadas avanza un viejo anarquista frustrado al ver que todo sigue igual, camina sobre el mundo que el no pudo jamás incendiar, se reúne con antiguos camaradas todos aquellos que sobrevivieron al tiempo, aquellos ex anarquistas ahora conforman un grupo peculiar y heterogéneo, burgueses, mendigos, campesinos, soñadores… todos ellos, idealistas de jóvenes, adaptados unos, renegados otros, planean dar un legado al mundo, la idea solamente dormitaba en ellos, nunca morir puede su anarquismo y amor hacia la libertad. Tienen frente a si a la muerte y ya no tienen nada más que perder. Para ellos la única libertad que les queda es esperar en esta sucia realidad a la muerte.

Quieren destruir un símbolo que los oprimía, el monumento que fue erigido hacia aquel presidente que duramente los había reprimido en sus épocas de fervor idealista, golpes de su guardia en las protestas, chorros de agua fría, persecuciones y apaleamientos habían sufrido por defender su ideal que ahora posee sus envejecidos cuerpos, aquel presidente ya murió, sus restos tal vez ya sean polvo, pero ese monumento aún sigue en pie, qué hacer, sus fuerzas son débiles, ninguno trae pintura para los grafitis, son señores de avanzada edad, cualquiera que pase por allí, pensaría que un grupo de ancianos veteranos están contemplando con veneración la estatua de un presidente, desconociendo que lo único que guardan en sus corazones es la aversión al leer el nombre de ese infame cuyas fuerzas de seguridad, les hizo sentir en carne propia el dolor de la represión.

¿Bombas?, ni hablar, en su juventud tal vez hayan sido tan osados y amantes del caos, ahora en el cenit de su vida, no tolerarían hacer aquello, menos aun los que son hombres de bien y respetados por la sociedad, mientras que aquellos que fueron arrastrados a la mendicidad, no les importaría ya caer más bajo, pero aún así, ni los ricos estaban dispuestos a arriesgarse por conseguir las bombas, ni los mendigos reaccionarios tenían los medios para conseguirlas, pero aun así, había un gesto de rechazo al monumento de aquel expresidente opresor: todos, al mismo tiempo, soltaron sus orines al pie de la estatua, y con un gesto de satisfacción, consideraron resarcida la vejación sufrida.

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