jueves, 27 de septiembre de 2018

NOSTALGIA




Sí, yo también adoro cuando me olvidas e ignoras, aun cuando el saber de ti ya es una esperanza que día a día como la niebla poco a poco se desvanece, diluyéndose en la agonía de un recuerdo que va dejando de existir en el día a día y naufraga hasta los abismos de mi memoria más recóndita e inexplorable, pero nada de eso cuenta cuando la vida se trata de empezar a vivir momentos y dejar ir oscuros tormentos que, en justa medida también son alegrías vividas junto a lágrimas vertidas, pues nuca amó tanto quien sufrió demasiado por un amor. Aprendí a perdonar por todos los flagelos que de tus labios se desprendían en iracundos momentos de conflagraciones, azotado hasta abrir heridas en un alma frágil que se desvanecía y ahogaba en el silencio, pero que nunca moría, aún así aprendí a perdonar, pues cuando el amor es real, nada hay que lo pueda destruir, ni el odio, ni las balas cargadas de mentiras que eran descargadas por un ciego afán de alejarme vanamente de tu lado, ni siquiera la indiferencia, ni siquiera la incomprensión de saber por qué si decías y parecías amarme tanto, me hacías tanto daño, y mi agonía al darme cuenta que a tu lado estaba muerto en vida, sabiendo lo que  por ti sentía, te seguías comportando igual que siempre.