¿Cuándo darás consuelo a mi desconsuelo? Mientras
clamo por una señal al final de esto, mientras voy enloqueciendo con recuerdos
de un pasado muy, muy lejano que va desvaneciéndose lentamente en el horizonte,
mientras al alzar la mirada a las estrellas, ellas también miran hacia donde
estoy y ríen.
¡Eh miren, allí camaradas celestiales, allí hay uno más! Miren, uno más que alza la mirada hacia nosotros en clamor por su fútil penuria, uno más que sufre por amor.
¿Cuándo aprenderán que el secreto de su felicidad es que a quien deben aprender a
amar es a si mismos antes de amar a alguien más?
¿Cuántas veces hemos visto lo mismo por eones a
incontables almas recorriendo el mismo camino que yace ahora embadurnado por
los ríos de sangre y tinta, de tantos corazones rotos que algunos ingenuos y
otros tantos crédulos se atrevieron a caminar a ciegas?
Si ellos supieran lo que hemos visto por siglos, a
muchos seguir el mismo lamentable patrón, comprenderían el por qué nuestra
comedia favorita es la tragedia humana.