Mi luz ya está dejando de brillar, y cuando abro los ojos, aquel
mundo lleno de la fantasía que era mi refugio y en donde solía vivir, se
desmorona, y a medida que avanzo descubro que la fantasía era tan solo una
cortina para impedirme ver lo real, ¡¡¡MALDICIÓN, DEMONIOS!!!, pero cuanto
disfrutaba vivir engañado, pensar que la ilusión era real, que mis sueños eran
tangibles y que el cielo mi gran final… pero la realidad choca estrepitosamente
con mis fantasías idealistas, y ahora que voy avanzando en la vida probando de
su amargo cáliz, deseo volver a ser aquel niño que fui, el chico soñador, el
chico con los más grandes ideales de cambiar el mundo, de corregirlo, de creer
ser capaz de incinerarlo para hacer renacer de sus cenizas uno nuevo y
renovado, como un ave fénix… pero mi chispa se va apagando, me siento cerca de
dejar de ser joven y convertirme en adulto, en uno que poco a poco se está
acostumbrando a tolerar la vida con todas sus degeneraciones. El joven
apasionado e idealista que fui está muriendo, está siendo corrompido, absorbido
por el escaparate, el joven en mí se va consumiendo, y mi adultez está
emergiendo, ¿cuánto tiempo pasará hasta que yo me convierta en uno de los que
hace años más repudiaba?, ¿cuánto para volverme hostil hacia los espíritus
juveniles revestidos de ideas esperanzadoras de cambio? ¿Cuánto me falta para
solo ser la sombra de lo que soy?, espero me falten centurias, y yo solo sé que
mi mortal enemigo es el tiempo, y que en este universo solo hay dos constantes:
La velocidad de la Luz, y el Cambio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario