Yo creía que fumando un
cigarrillo me iba a sentir mejor y un poco menos tenso, pero fue una mala idea,
el resultado fue muy adverso: mi ansiedad, depresión y angustia aumentó,
mientras al mirar por la ventana observé paz y escuché silencio sobre aquella
avenida que ruidosa servía como cauce a un imparable caudal de vehículos de
metal; pero esa paz y silencio no será de tranquilidad, era el sonido del miedo
por lo que nos acecha, es la tranquilidad con la que una presa aguarda en
silencio a que el depredador pase de largo y no lo encuentre y acabe con él. La
humanidad yace guarnecida por temor a un enemigo que no ve, la paz de las
calles no de tranquilidad, es por miedo a la muerte.
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