Mi único refugio en este mundo
hostil, son mis 9 metros cuadrados de habitación donde me siento invulnerable a
las hostilidades del exterior, y al ingresar a mi habitación, me siento seguro,
protegido, en calma, en paz, soy yo quien controla todo ese espacio pequeño,
soy el emperador de mi espacio, nadie perturba mi paz, y puedo sentarme a ser
yo mismo, puedo dejar de fingir ser quien soy, puedo sentarme a escuchar la
música que llena de paz y tranquilidad a mi perturbada alma que es forzada a
adaptarse en la sociedad, me olvido del cruel mundo que es despiadado, mi
habitación es mi bunker desde donde soy invulnerable a la influencia externa,
lo tengo todo ahí, mi soledad, mis libros, mis meditaciones, un cigarrillo y un
vaso de alcohol, tal vez un porro también, ilusiones fantasiosas… y toda mi
habitación se convierte en mi mejor mundo, mi espacio personal, mi celda, mi
prisión de libertad, donde soy libre, mi universo infinito en un espacio tan
pequeño.
Escuchando I Doser me pongo a
volar, a experimentar a cruzar los límites de la realidad, a alucinar y a
temer, me gusta sentir la mano de Dios, me gusta poner al límite a cada uno de
mis sentidos y ver que soy capaz de escapar tan lejos con tan poco.
Libertad, sueño eterno, ideal que
impulsó al hombre a volar, a conquistar y tomar por asalto a sus sueños, a
destruir tiránicos regímenes, a combatir contra colosos opresores, malignas
intenciones, falsas religiones, idealismos destructores, sí, mi libertad es lo
que más aprecio en este mundo, mucho más que bienes materiales, el miedo a
perderla es mucho más grande que el miedo de combatir contra quienes quieren someterme,
y por defenderla sería capaz de verter toda la sangre de mis venas. Muchos
libertarios que me antecedieron no pagaron con sus vidas el habernos legarnos a
los de mi generación esta libertad de la que gozamos, para que yo lo pierda o
entregue a una persona que quiera someter mi voluntad a la suya.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario