martes, 14 de junio de 2016

I DOSER


Mi único refugio en este mundo hostil, son mis 9 metros cuadrados de habitación donde me siento invulnerable a las hostilidades del exterior, y al ingresar a mi habitación, me siento seguro, protegido, en calma, en paz, soy yo quien controla todo ese espacio pequeño, soy el emperador de mi espacio, nadie perturba mi paz, y puedo sentarme a ser yo mismo, puedo dejar de fingir ser quien soy, puedo sentarme a escuchar la música que llena de paz y tranquilidad a mi perturbada alma que es forzada a adaptarse en la sociedad, me olvido del cruel mundo que es despiadado, mi habitación es mi bunker desde donde soy invulnerable a la influencia externa, lo tengo todo ahí, mi soledad, mis libros, mis meditaciones, un cigarrillo y un vaso de alcohol, tal vez un porro también, ilusiones fantasiosas… y toda mi habitación se convierte en mi mejor mundo, mi espacio personal, mi celda, mi prisión de libertad, donde soy libre, mi universo infinito en un espacio tan pequeño.
Escuchando I Doser me pongo a volar, a experimentar a cruzar los límites de la realidad, a alucinar y a temer, me gusta sentir la mano de Dios, me gusta poner al límite a cada uno de mis sentidos y ver que soy capaz de escapar tan lejos con tan poco.

Libertad, sueño eterno, ideal que impulsó al hombre a volar, a conquistar y tomar por asalto a sus sueños, a destruir tiránicos regímenes, a combatir contra colosos opresores, malignas intenciones, falsas religiones, idealismos destructores, sí, mi libertad es lo que más aprecio en este mundo, mucho más que bienes materiales, el miedo a perderla es mucho más grande que el miedo de combatir contra quienes quieren someterme, y por defenderla sería capaz de verter toda la sangre de mis venas. Muchos libertarios que me antecedieron no pagaron con sus vidas el habernos legarnos a los de mi generación esta libertad de la que gozamos, para que yo lo pierda o entregue a una persona que quiera someter mi voluntad a la suya.

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