He decidido buscar mi quintaescencia
en la vida, ese elemento determinante que da un viraje radical al curso de
nuestro devenir en la vida, aquella llave que abre la puerta de lo desconocido
hacia un camino alternativo al curso de nuestro actual camino. La determinante,
esa es la clave, y creo que a la vida de cada persona le es necesario en algún
momento corregir el rumbo de su barco, tratar de luchar contra los vientos de
la tormenta que nos quieren conducir a donde ni siquiera nosotros tenemos
conocimiento.
Hace un tiempo había dicho que yo soy
como un barco en medio del infinito océano que únicamente se deja llevar por
donde el viento le mueve, mas es pertinente ser consecuente con nuestro futuro,
y el futuro muchas veces significa luchar contra las fuerzas que nos quieren
llevar hacia donde hasta nosotros desconocemos.
Es decir, cada día yo, al igual que la
mayoría, en algún momento de su vida, debería decir: "Dios Mío, pero vaya
que he estado andando sin rumbo, y dañando gente en el trascurrir de mi
caminar, tal vez sea momento de corregir el curso, tal vez sea momento de
trazarme una rumbo, una meta, y utilizar mi intuición como brújula en medio de
este océano al que todos conocemos como LA VIDA".
Desearía a veces girar mi barco hacia atrás,
recoger a alguna persona de mi pasado que merecería navegar junto a mí, coger
un remo e ir más rápido y navegar en el insondable océano infinito sin jamás
sentirme solo. Cuánto dolor hay en cada puerto, dejamos huellas buenas o malas
en cada lugar donde anclamos el barco, y generalmente por mi necedad fueron
malas, malos recuerdos tal vez para una u otra persona,
La insondable vida puede resultar tan
enigmática, tal devastadora y cruel pero nunca injusta aunque la mayoría de
personas creen lo contrario.
Y es que la vida no es justa ni
injusta, los términos de justicia fue inventado por el ser humano, y
dogmatizada por la religión.
No existe justicia, el universo no
funciona por leyes abstractas como las que rigen nuestra sociedad, el universo
simplemente se rige por leyes de causa efecto, y en nuestra vida, no es
diferente, hacemos algo y vienen las consecuencias lógicas.
Cuando una persona percibe una
injusticia, es cuando por sus actos esperaba algo que predecía sin tomar en
cuenta la totalidad de las variables que intervienen en el resultado final de
sus actos.
Y el ser humano, no tiene la sapiencia
omnisciente para visualizar cada una de esas variables, y esa atribución únicamente
le compete a Dios.
Pero sigo caminando en este mundo, sin
un rumbo marcado, sin un camino definido, bajo un cielo nublado, bajo la tenue
luz que oscuras nubes dejan pasar de la luna. A lo lejos, en el infinito
silencio de lo desconocido, creo escuchar una voz que me grita algo, algo
importante que no logro entender lo que me dice, pareciera que esa voz trata de
advertirme algo, algún peligro hacia la dirección que voy. Esa es la voz de
Dios, que me habla a través de la naturaleza sin que yo logre descifrar su
mensaje, no soy digno de comprender lo que quiere decirme, solo soy afortunado
de saber de su existencia.
Y mi barco navega aún, sin un rumbo,
pero con mi lápiz y papel es momento de trazar un rumbo.
Es momento de echar de mi barco a
personas y cosas que no hacen más que entorpecer mi navegación, contribuyendo a
volver más pesado mi barco, y haciendo demasiado ruido como para poderme
concentrar.
Llevo a bordo a personas que solo me
acompañan mientras mi barco se encuentre a flote, y cuando comience a
naufragar, ellos me abandonarán. No hay manera de saber por el momento quienes
son aquellos oportunistas, y lastimosamente, no hay manera de ponerlos a
prueba, y lastimosamente, el único escenario en que puedo hacerlo, es en el
momento de la verdad.