Aun creo que
algo puede trascender, no aquí, sino en otro lugar, en otro tiempo, en un mejor
momento y bajo mejores circunstancias.
Tal vez mi
momento no sea el presente para buscar algo más sentimental con alguien, tal
vez aun no lo sea.
La vida, el
destino me está diciendo insistentemente que este no es mi momento y que debo
esperar a algo, en otro momento.
Quizás quiere
que me encuentre libre, sanado y sin ataduras hacia ningún pasado, para que cuando
extienda su mano y pueda ofrecerme lo que la vida me tiene preparado, yo pueda
extender la mía y tomarlo lo que me ponga frente mío.
Eso es lo que me
gustaría creer, lastimosamente ya no creo que exista un destino, o que ya
estemos predestinados a estar con alguien, poco a poco me inclino a creer que
todo en esta vida no consiste más que en interacciones al azar con otras
personas, interacciones movidas por la causalidad, sin ningún tipo de divinidad
de por medio, no hay ningún hilo invisible que nos ate a otra persona, y con la
que deberíamos estar si o si para cumplir algún designio de alguien o algo.
Todo esto es un
hermoso mundo pequeño, cada momento es infinitamente
complejo, no tenemos el control de nada de lo que suceda a nuestro alrededor,
solo tenemos la opción de aprender a nadar en una marea de sucesos lógicamente concatenados
entre sí con eventos pasados, para que conlleven a un futuro igual de
lógicamente consecuente con las decisiones y circunstancias conducentes a ello;
o la otra opción es no luchar, y dejarnos arrastrar con su corriente hacia el
fondo y nunca poner resistencia.
“Existen diferentes tipos de prisiones, cargamos la nuestra todo el tiempo”
Visto esto, mi
alma es prisionera de este cuerpo débil, frágil y mortal, es este cuerpo de
carne y la prisión con los barrotes que mantienen presa a mi alma, y mi alma
debe quien lidiar atrapada en esta materia biológica, con la fragilidad y
vulnerabilidad de este cuerpo, así como sus limitaciones, que son causa del
suplicio que llevamos día a día en esta vida.
Esta alma debe
soportar el dolor, el frio, el hambre, las enfermedades, el miedo y las
inseguridades de este cuerpo.
La única manera
que puede ser liberada mi alma, es destruyendo la prisión que la tiene
confinada.
Muchos le temen
a la muerte, yo a solo morir, porque sé que el morir puede ser doloroso, pero
con la muerte viene mi verdadera liberación, mi ascensión… o quizás simplemente
La Nada.
Sea cual sea el
caso, la muerte tal vez sea como un agujero negro, todo lo que entra en él, no
vuelve a salir, el momento exacto en que uno muere, es el momento en que se
cruzaría el horizonte de sucesos en el caso de un agujero negro, aquella
frontera de una vez cruzado, no existe retorno.
Quizás solamente
Jesús pudo retornar, pero Jesucristo en este caso sería una singularidad por su
naturaleza divina y atemporal.
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