Puedes conquistar a cualquiera
con un poema, pero no puedes retenerla con poemas, ni siquiera con un
movimiento de poesía. El amor que una vez emergió de dos almas heridas, que se
elevó como una brisa tibia hacia la cercanía de las estrellas, poco a poco
fue marchitándose, fue solo un sueño, y con el tiempo uno aprende que los
sueños no tienen dedos, tienen puños y a veces golpean fuerte y contundente
hasta hacernos despertar de la manera más dura del adormecimiento, y solo así
nos damos cuenta que estar solos nos hace más fuertes. Quiero creer que
conocernos no fue cuestión de suerte ni azar. Las casualidades no existen. A la
hora de la verdad todo está escrito.
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