Cierro los ojos, quiero escuchar las voces perdidas en el viento, buscar la verdad oculta de las cosas, y solo escucho el grito desesperado de la tierra, pidiendo auxilio del ultraje al que la humanidad le somete sin piedad.
El cielo arremete con la paz, bañando de sueño a ilusos, que prestos a no dejar de soñar, ven lo que quieren observar en las abstractas formas de las nubes, y en las aleatorias posiciones astrales.
Camina el ciego sin destino, siguiendo lo que le manda su instinto, cabisbajo sin saber el camino, ignorando la belleza escenica del sendero; se encuentra con alguien que sordo, le comenta lo hermoso que el mundo es, <<eso escuché>>, le respondió el ciego.
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