martes, 11 de julio de 2017

MORIR A TIEMPO


Hay una esencia escondida en los sótanos de lo ineludible, yacen unas letras bajo los pies de quienes existen y ven al tiempo correr, absortos y cegados ante la trama de algo que no se avizora en la lejanía de hechos nada concretos, camina una sombra gris, en medio de multitudes anónimas, ciegos y grises como tantos que se pierden entre la multitud. Todo es gris, hasta el cielo, hasta lo que tocan nuestros pies, sombras difusas alrededor que hunde a todos hacia el foso de la melancolía, del desamor, de las negras fantasías de un futuro incierto y opaco. Cada individuo va caminando en la vida sin prever el futuro que se le avecina. Odio lo gris de esta ciudad, odio la falta de color, la falta de privacidad que uno esperaría con caminar a un lugar lejano donde no podamos ser encontrados. Y en el transcurrir, todo se vuelve lúgubre, todo ha perdido armonía, nada es bueno aquí, salvo la supervivencia, y yo ya no quiero sobrevivir más de lo necesario. Hay veces en que algunos mueren demasiado pronto, y otros demasiado tarde, la gran pregunta que me hago ahora es, ¿será posible morir a tiempo? Morir a tiempo, hay quienes cortan el hilo de la vida ante la tormentosa tristeza que les embarga, la depresión a veces puede ser sofocante, llegar a asfixiar tan desesperantemente, que uno siente que nuestra energía y vigor va siendo absorbida, que vamos muriendo en vida. Quién no consideró más de una vez al suicidio como último recurso para dejar de sufrir, quien no lo ha hecho, si yo soy uno de ellos, pero no lo suficientemente cobarde, o suficientemente tonto para atreverme a cortar, de la manera tan cobardemente esta vida.

¿Qué es lo último que vemos según las investigaciones antes del momento de morir? A nuestros seres queridos, a la persona que más amamos, sus rostros, en el momento de morir nuestra mente nos presiona un poco más por sobrevivir, por ellos.

Y viendo esto, me di cuenta, que en caso de que yo deba luchar por mi vida, en caso de que me hallase en peligro de muerte, en que debiera luchar por vivir y no morir, mi mente no tendría nada ni nadie a quien proyectar, nada que me dé un motivo para seguir viviendo, nada que me haga aferrarme a la vida, nada que le dé un sentido a seguir existiendo, porque después de todo, qué es la muerte sino la liberación del dolor, del sufrimiento, del hambre, del frío, del calor, del llanto y de la diaria lucha por sobrevivir… qué es la muerte sino la oportunidad de abandonar este ser frágil y ser parte de algo más o quizás de la nada. Un padre o una madre, gracias a la naturaleza y la selección natural, tienden a poner por delante de su propio bienestar a sus hijos, el amor es aquel sentimiento que los empuja a luchar por sus seres queridos, aquellos, sus hijos son lo que les permite luchar sea lo que sea el desafío, es lo que les da un motivo por el que vivir. Yo en cambio, sumido en un vacío profundo, en un hoyo al que voy cayendo sin jamás tocar fondo, gritando en silencio y sofocándome, si el destino me pusiera a prueba, si me presionara a tal punto que me exigiera luchar por vivir, creo que no habría nada que me dé una razón para hacerlo, nada que me aferre a esta vida, y simplemente, dejaría que la muerte me arrastre con ella, le seguiría como a una amiga.

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