viernes, 24 de febrero de 2017

DIVAGANDO



Dicen que soy un libro sin argumento, pero no saben que mis páginas ya están escritas de principio a final; y que el argumento es la consecución de mi libre albedrío.
Dicen que en mi corazón hay hielo, pero no saben que del hielo se pueden saborear deliciosos y dulces helados que refrescan, alegran el corazón y el gusto de quien los prueba.
Pero lo que nadie dice es por qué nada en este mundo es secuencial, por qué el bien no siempre conduce al bien, ni el mal al mal. Alguien por salvar a una persona en una autopista muere atropellado; sin embargo, personas que roban y asesinan, viven como reyes en total impunidad.
¿Acaso el bien es silencioso o el mundo está en decadencia?. Solo una persona puede salvar al mundo de la destrucción del universo y ese es Gokú… ¿Que no existe? Entonces sí que es el final. Esperen..., no, hay una profecía donde se anuncia la segunda venida de Cristo, a esperarlo entonces, arrepiéntanse de sus pecados, cantemos canciones de amor, recitemos poemas como por ejemplo:

 “Quiero ser el pensamiento que se manifieste en tus sueños, quiero ser quién en un fugaz momento, me cruce en tu mirada, y que por lo menos reserves en tus recuerdos un breve epacio para mí, para que mi corazón rejuvenezca con la vitalidad que irradias a mi alma, si acaso me niegas eso, no importa, de todos modos, las estrellas están cerca de mi todo el tiempo… Te amo”

Pero creo que mejor que perder el tiempo con ambivalencias, es cerrar los ojos y esperar a despertar de este sueño. Hay en el aire una pesadez poco común, y me pongo a pensar por que el cielo es azul, pero eso ya lo sé, es por un efecto de refracción del espectro electromagnético de la luz solar cuanto  ingresa a nuestra atmósfera y además…. Mierda, sabía que algo raro había en ese cigarro.

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