¿Por qué me gusta la fotografía? Tal vez porque la
fotografía y yo tenemos mucho en común, un enemigo en común.

La fotografía es una lucha. El enemigo es el
Tiempo. Es el villano que lo amenaza todo cuando ansiamos congelar en un
instante la imagen de un suceso que el tiempo se encargará de arrastrar con su
corriente imparable. Es una lucha entre el tiempo y el fotógrafo, solo hay una
oportunidad para congelar, capturar un momento en cuestión, luego ese momento
se habrá esfumado para siempre.

La fotografía, como yo, tenemos esa misma lucha
contra el tiempo, sabemos que algo hermoso debe ser vivido, disfrutado y
captado en el mismo instante que acontece, pues una vez, un segundo, hora, día,
mes o años después, el tiempo se habrá encargado de llevárselo y desvanecerlo,
hasta que todo quede solamente en un recuerdo o en una fotografía. Solo quedará
eso, que hablará de nosotros, un vestigio de lo que fue, y solo ello, la imagen
captada, será el testimonio ante el jurado, de aquello que el tiempo alguna vez
se llevó, eso hará que aquel momento ya esfumado para siempre, sea rescatado de
las arenas del olvido.

Una lucha, porque todo se va a desvanecer, como una
neblina que es densa, pero que pronto no será ya nada, ni siquiera un vestigio
de que haya existido, como nosotros, habrá un momento en que no seremos nada,
como un momento, habrá un instante en que todo será solo un recuerdo, como una sonrisa,
que pronto se convertirá en tristeza…
Pero, el momento, el instante que tengo
frente al lente, es único, es el instante en que venceré al tiempo, ese
instante se convertirá en algo atemporal, por lo menos la imagen, la esencia.
Nada hay más que lo haga salvo la fotografía, fuera del narcisismo es un arma
para combatir a ese enemigo a quien en secreto todos temen, pero que prefieren
ignorarlo porque se ven indefensos ante él, prefieren ser como las hormigas que
aun percatándose de nuestra presencia, y que podríamos aplastarlas con un
mínimo esfuerzo, prefieren ignorarnos y seguir en su labor, pues el temor de
nosotros las paralizaría y no podrían seguir con sus vidas.
Así, como las
hormigas, todos ven al tiempo como un gigante invisible que nos terminará a
todos, pero prefieren no pensar en ello, pues solo tienen el momento que
tienen, pues al final el tiempo se encargará de quitarles todo, la juventud, la
salud, el amor, y finalmente hasta la vida.

Adelante es el nuevo grito de
batalla, el infierno que todos tanto temen es el presente, la realidad, el
ahora, el universo regido por la entropía, y el tiempo, el maldito enemigo de
todos, que nos acosa con su pasar imparable, despiadado, que no perdona a
nadie, que ha acabado con cualquiera de quien hayamos escuchado hablar, por más
poderoso que en vida haya sido, ya no es más que solo un recuerdo y un nombre
en páginas de libros, y en la memoria de algunos pocos, el mismo Tiempo que los
mató nos terminará matando a nosotros también, y a cualquier otro, incluso a
todo lo observamos al asomarnos por la ventana, perecerá algún día, ¿debemos
acaso vacilar y bajar la cabeza?, no.
Debemos luchar estar de pie, para
dar un puño sobre la cara al destino, y cuando sea el momento en que debamos
morir, nos ganemos la admiración de aquel verdugo universal, que al mirarnos en
los últimos instantes, diga para si:
“este si fue un digno oponente, nunca se sentó
a esperarme pasivamente a que llegara, sino que se resistió, se aferró con uñas
hacia la vida, al final no pudo, luchó, aunque tal vez no haya logrado nada en
su patética vida, al menos, actuó consecuentemente con su destino, en sus
últimos momentos, que aunque su lucha no fue titánica, es al menos respetable, no
hizo nada más en su efímera existencia, que ocupar espacio, consumir recursos
necesarios y respirar el aire de otros, en cierto modo, le hago un favor al
mundo por quitar esta lacra de él.”
Ninguno debería irse sin plasmar
un golpe a ese tirano que nos vigila, y con cuya marea a todos nos arrastra
hacia aquella misteriosa y oscura singularidad de la inexistencia, del cual nadie retorna.
Si has amado, es lo único que
cuenta, lo demás ya no importa.