miércoles, 5 de noviembre de 2014

RECUERDOS DEL BOSQUE DE BLANCA ARENA

Salí a caminar por un sendero hace ya mucho tiempo olvidado por mis pies. Un camino plagado de recuerdos, alegrías y sueños jamás realizados.
Ayer me fui a caminar con alguien a un área muy frecuentado durante nuestros días de juventud. Eran nuestros días de descubrimientos, en que salíamos a buscar algún que otro tipo de emoción intensa que saciara nuestro espíritu rebelde. Y más de una vez lo encontramos, y otras más nunca lo hallamos.
Fue en varias oportunidades en que llevábamos algún estupefaciente, una botella de ron, pisco, o vino, y nos sentábamos sobre la arena, en un lugar del campo poco transitado, y con el rico sol del atardecer sobre nosotros.
Era muy común ir allá, cualquier día, pero preferíamos ir los días de la semana luego de salir del colegio, y nos dábamos alguna que otra perdida, entre amigos, y entre alguna droga legal o ilegal, nos poníamos a soñar sobre el mundo, el futuro y el pasado, y hasta que finalmente la noche vencía al día, y tocábamos retirada.
Me miro al espejo, y ya no veo al niño que solía correr por esos campos, pero miro al mismo campo, al mismo arenal, a algunos árboles que aún quedan en pie, y  la silueta característica del entorno, y me doy cuenta que el niño que una vez fui, aún vive dentro mío, en algún lugar, tal vez adormecido por el tiempo, tal vez recluido por la monotonía, tal vez hecho de lado por trivialidades que lo han confinado en un lugar de mi ser del que nunca morirá. No lo sé, pero aún siento al niño que hay en mí. Hay un remanente de mi niñez que nunca se fue.
Pero el lugar está aún ahí, muy cambiado eso sí, pero reconocible aún por mis ojos, reconocible aún por mis recuerdos.
El sol, la arena, el aire fresco del bosque, la humedad del aire, la libertad del campo, y los sueños de adolescentes confrontándose a la madurez, son cosas que pasé en ese mismo lugar.
Y parado sobre una de las colinas más altas, puedo ver todo el campo en cuestión, y mi mente proyectó sobre ese mismo campo, la imagen de unos chicos de 15 años corriendo, bebiendo, fumando, hablando, peleando, gritando, revolcándose y alucinando en ese mismo campo.
Solo eran recuerdos de una mente enferma de nostalgia.
Pero seguía hipnotizado por el paisaje hasta que una suave voz me regresó al presente.

– ¿Qué te pasa? – Escuché preguntar a alguien.
– Nada mi amor, mi mente por un momento se desconectó.
– Dime ¿Qué mirabas en ese campo vacío?
– Solo espectros de un pasado feliz.
– ¿Eran recuerdos lo que te ha puesto así?
– Solamente eran visiones de algo que fue, en este lugar fue forjado mi visión del mundo, en este lugar yace una parte de mí.
– ¿Quieres que nos vayamos?
– No – le respondí – quiero llevarte allá a donde comienzan las sombras del bosque, quiero que conozcas un lugar secreto que solo conocíamos los que usamos este lugar como sitio de diversión, juego y esparcimiento, nuestro lugar de escape, nuestro refugio de la sociedad.
– Allí, la vegetación parece tan densa – me contestó – y este sol quema tanto que iría donde sea que encuentre una sombra fresca.
– Quiero tener un recuerdo más de este lugar, quiero recordar que en este lugar le hice el amor a la persona a quien amo.

Y la besé y me besó, y cogidos de la mano, caminamos en dirección al bosque.

2 comentarios:

  1. Ojalá yo tuviera recuerdos así, pero no. Mi adolescencia la pasé bastante solo, qué terrible. Al final me quedó la duda: esto está basado en algo real, o es solo ficción.

    Por cierto, la confusión de tu región geográfica es que al norte de México hay una tribu llamada Mayo, y cuando vi "río Mayo" como soy un maldito racista enseguida asumí que hablabas de esa zona xD Mil perdones por mi horribilez.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Jaja, tranqui hermano, estamos aqui para expresar lo que pensamos sin riesgo a ser jusgados. No hay cuidado, y sobre lo que escribí, pues si, es real, y pues te diré que también tuve momentos en las que la pásé solo, diría que mi infancia la pasé con libros, televisión y algunos amigos. Y sobre mi lugar de origen, me gusta jugar al mismo juego que jugó Miguel de Cervantes Saavedra, cuando dio solo un vestigio vago sobre el lugar de Origen de Don Quijote de la Mancha. Saludos y Gracias por comentar Saline Regia.

      Borrar