![]() |
El Ultimo detalle |
Hola, ¿cómo estás?
Tal vez en algún lugar donde juntos una vez caminamos, o en otro pero
Bajo la misma luna, estás. Tal vez sea sólo un efímero recuerdo en ti, pasó mucho
desde nuestro último adiós, y aún tu mirada y tu sonrisa no han sido borradas
por las arenas del tiempo de mi memoria, aun puedo ver como si fue ayer, al
cerrar los ojos, el último recuerdo que tengo de ti, viéndote partir en aquel
carro, sin saber que sería la última vez que volvería a saber de ti.
Sí, tal vez estés bien, eso espero, sólo quiero decirte, a pesar del
tiempo que pasó, una única cosa: Gracias.
Y sí, no tengo más que agradecimiento para ti, pues a pesar del dolor
que me causaste, los ríos de lágrimas que en tu nombre he vertido, la muerte en
vida a la que me has sometido, bien podrías creer que hay odio en mí, pero todo
lo contrario, cuando el amor fue verdadero, no puede transmutar a odio, sino a
agradecimiento.
Al margen del daño que me hiciste, es innegable que fui dichoso al
tenerte, fui feliz a tu lado, más feliz qué ninguna otra etapa de mi vida, y
más aún que con cualquier otra persona.
Y el dolor que viví por ti, las noches en llanto, el insomnio
sofocante, donde la tristeza ocupó el lugar del sueño, y la angustia opacó a
los días más hermosos, aprendí a valorar mi vida, empecé a conocerme a mí
mismo, he sanado muchas heridas de mi vida a través del dolor, las lágrimas que
me había negado a que fluyeran, limpiaron mi alma y espíritu, agobiados por
emociones reprimidas, estas fluyeron y se manifestaron. Entendí que el dolor y
el sufrimiento tiemplan el alma.
Y pude conocerme a mí mismo, encontrarme con esa humanidad que yo me
había negado a admitir que existía en mí, mi ego fue diluido, mi orgullo
inquebrantable, sometido, y aprendí a no ser tontamente orgulloso, no me
importaba admitir que mi debilidad fue alguien, y hasta antes de conocerte nunca
me había sentido tan libre de llorar libremente frente a alguien y abrirme a expresar
mis sentimientos y emociones que de mí emanaban tan genuinamente, fui libre al
ser yo mismo, y nadie puede saber lo bien que se siente eso, sentirse vivo,
sentirse amado, sentirse comprendido, aceptado, escuchado. Trataré de
explicarlo, me reencontré con esa parte mía qué nunca había dejado aflorar.
En ese momento, cuándo nuestro presente era estar juntos, no creía que
sería capaz de dejar de amarte, habría preferido morir antes de dejarte ir, no
era concebible un futuro sin ti.
Ahora en retrospectiva, entiendo cuan enamorado estaba, te amé sin
condiciones, y aún en los peores momentos de todo, de tu crueldad y frialdad,
no hay en mi corazón ni un poco de odio, ni rencor hacia ti. Sólo él perdón comparte
espacio con el agradecimiento, porque a tu manera algo confusa de amar, me
sentí amado, y lo malo que nos sucedió, admitámoslo fue producto de nuestras
ingenuidades, desconfianza y falta de experiencia mutua de amar, ninguno antes
se había enamorado en la intensidad en qué lo hicimos nosotros, de eso no hay
duda, y de eso una vez hablamos en determinado momento, puesto que te amaba
tanto no pude mentirte. Te llegué a conocer tanto como tú a mí, y estoy seguro
que tanto tu como yo, nunca volveríamos a ser tan tontos cuando volvamos a
enamorarnos de alguien más, aunque fuiste inolvidable en mi vida, sé que esa
etapa ya está cerrada.
Y estamos ya, a unos cuantos años de nuestro último adiós y beso de
despedida. Ya no sé nada de ti, y prefiero que así siga siendo, prefiero
mantenerte intacto en mi mente, idealizado cómo a quién amé, quiero mantener tu
recuerdo cómo está. No mancillarlo con tu presente, pues no importando cuánto
te amé, ahora ya te deje de amar, y por todos los momentos buenos y malos que
me permitiste vivir a tu lado, solo tengo una cosa que decirte: Gracias.